“Tengo que ir de Murcia a Valencia y no me gustaría dejarme un pastón en taxis o tren, voy a meterme en la página de Bla Bla Car, a ver si alguien va para allá el domingo y me puedo ir en su coche”.
Esta persona sin querer está sacándole partido a un nuevo concepto, que está ahora muy de moda: La economía colaborativa o participativa, que viene a definirse según la Wikipedia, como una interacción entre dos o más sujetos, a través de medios digitalizados, que satisface una necesidad real o potencial, a una o más personas, en cristiano, consiste en compartir o alquilar algo que no utilizo o que utilizo pero puedo compartir, con otras personas que pagan por ello y me permiten ahorrar costes e incluso ganar algún dinero.
El concepto está claro, “para que poseer si puedo compartir”, un concepto que está revolucionando los modelos de negocio de una gran cantidad de países.
Existen diferentes tipos de economía participativa: coches, casas, caravanas, artículos de bebé, motos, barcos, transporte de mercancías y todas funcionan con el mismo sistema, dos partes y una web o app, que de alguna manera pone en contacto a ambas partes para llegar a un acuerdo.
El modelo de negocio de la economía colaborativa ha dado un nuevo giro de tuerca, con la aparición de la economía colaborativa tecnológica, que lleva hasta el extremo la necesidad de dos partes de aunar esfuerzos por una causa o proyecto común.
¿En que consiste la economía colaborativa tecnológica?
La economía colaborativa tecnológica consiste en la unión de fuerzas de dos partes, de cara a conseguir el éxito de un proyecto basado, potencialmente, en Internet.
Por ejemplo, un productor de leche de cabra natural, que elabora ricos productos con ella, quiere lanzarse y empezar a vender por Internet. El entiende mucho del producto, de la elaboración y dispone de la infraestructura para dicha producción, pero se topa con el complicado mundo tecnológico a la hora de vender sus productos por Internet, un arte que no domina y que si quiere tener éxito, debe realizar una inversión para que una empresa determinada le haga la web, se la posicione, elabore una estrategia de marketing, un estudio de mercado y competencia, consultoría estratégica, le gestione las redes sociales, así cómo tantas y tantas tareas que hay que llevar a cabo en el mundo digital. Esto no es del todo barato, son muchos tipos de tarea y diferentes profesionales los que la llevan a cabo.
Este productor de leche de cabra tiene dos opciones básicamente: Pagar por todo esto para que una empresa se lo lleve a cabo, y no suele ser barato o aunar esfuerzos con especialistas tecnológicos, que se encarguen de hacerles todo esto sin inversión inicial, a cambio de una participación en la idea de negocio. Es decir, se lo hacen gratis a cambio de participar en los beneficios que genere este negocio en Internet.
Esta es la idea de la economía colaborativa tecnológica, dos partes que se unen como socios por un objetivo común, y donde cada parte tiene bien definidas sus competencias. El objetivo común no es otro que hacer funcionar la idea de negocio que reporte beneficios a ambas partes, haciendo lo que sea necesario hacer.
Sobre esta idea de negocio trabaja Patronato Juan XXIII, una organización con raices murcianas, compuesta por diferentes profesionales de Internet, que están dispuestos a trabajar gratis en tu proyecto, a cambio de una participación en los beneficios que produzca, si el proyecto realmente les gusta y le ven posibilidades de éxito.
Patronato Juan XXIII ya cuenta con algunos casos de éxito utilizando este fórmula, una fórmula que encaja en el perfil de economía colaborativa, ya que solo ganan dinero si tu proyecto tiene éxito, de ahí que su grado de involucración sea máxima.
¿Tienes una idea de negocio? ¿No tienes suficientes recursos o conocimientos para llevarla a cabo? Quizás te interese la economía colaborativa tecnológica.
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