Mañana son las bodas de Anibal e Himilce, un acto que está dentro del programa de las fiestas de Carthagineses y Romanos. Este acto tiene una bonita historia detrás, que ahora os contamos.
El año 220 a.C. el General Cartaginés Aníbal se preparaba para dar el golpe definitivo a sus enemigos. Quiere llegar hasta Roma y destruirla. Pero antes necesita establecer vínculos sólidos con sus aliados en la Península.
Uno de los más poderosos es Mucro, el rey de Cástulo una población cercana a la actual provincia de Jaén cuyos orígenes se remontan al Neolítico y que en los siglos VII y VI a.C. conoce un notable florecimiento. Su posición privilegiada la convierte en un aliado fundamental para las ambiciones de Anibal.
Como fruto del acuerdo alcanzado por los dos caudillos, se estableció el matrimonio entre el general de los cartagineses y la hija del rey, la joven Hilmilce.
Cuentan que la bella princesa estaba en el santuario de Auringis cuando conoció a su futuro esposo.
Sobre su nombre hay varias teorías que lo traducen como “la favorita de la diosa Melkart” lo que indica no sólo su encanto físico sino también un gran carácter y distinción.
Aníbal y su prometida marcharon a Qarthadasht (la futura Cartago-Nova) y se desposaron en el templo de la diosa Tanit.
La boda de Aníbal e Hilmilce se lleva representando en las fiestas de Carthagineses y romanos desde hace 25 años y sigue siendo uno de sus platos fuertes.
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